Cuando el cuerpo se lesiona, el mismo responde con una serie de funciones de reparación. Una de estas funciones incluye un aumento del flujo de sangre a la zona afectada. A pesar de que esto es parte del proceso natural de sanación, algunas veces puede conducir a una inflamación que resulta en hinchazón y dolor. Aplicar el uso apropiado de terapias de frío y calor puede ayudar a aliviar estos malestares.
En la mayoría de los casos, los doctores sugieren una combinación de cuatro métodos básicos para una recuperación rápida – una técnica a la que ellos se refieren como R.H.C.E. (en inglés R.I.C.E.: reposo, hielo, compresión y elevación). Para la parte “hielo” de la ecuación, el aplicar frío inmediatamente luego de la lesión puede reducir tanto el dolor como la inflamación. Continúe con aplicaciones de frío hasta que la hinchazón haya bajado, lo cual típicamente lleva un par de días (máximo 3 días).
Luego de que la hinchazón ceda, usted puede entonces comenzar a aplicar calor para aumentar el flujo de sangre a la zona lesionada. Esta circulación mejorada ayuda a expeditar el proceso de sanación y mejorar la flexibilidad.
Para que una lesión sane de forma apropiada, usted debe inmovilizar la zona lesionada por 3 a 6 días. Utilizar la parte del cuerpo lesionada de forma apresurada puede causar mayor daño y hacer que se prolongue la recuperación.